La embajadora de EEUU que retó a Trump y dijo al Congreso que la removieron por “alegaciones falsas”
- AP
- 12 oct 2019
- 4 Min. de lectura

Resulta común que un presidente retire de su cargo a un embajador nombrado por la administración anterior y coloque en su lugar a una persona que resulte afín a las posiciones políticas del nuevo gobierno. También es usual que se decida el reemplazo de un alto diplomático si realiza declaraciones impropias o actos considerados incompatibles con su investidura o la política exterior de su país.
Pero que la remoción del titular de una embajada estadounidense sea ordenada de modo abrupto por el presidente con base en “alegaciones falsas y sin fundamento de personas con motivos claramente cuestionables” resulta de suyo inquietante. Sugiere que el mandatario actúa manipulado o engañado por ominosos actores o que, quizá más grave, el mandatario lo hace a sabiendas para impulsar intereses que podrían ser ajenos al interés nacional.
Esos cuestionamientos son, según relata Politico, los que se desprenden de la reciente comparecencia de Marie Yovanovitch, diplomática estadounidense y exembajadora de Estados Unidos en Ucrania, tras su comparecencia ante representantes federales que realizan investigaciones con miras a un proceso de destitución del presidente Donald Trump.
Según lo que se ha revelado de ese testimonio, que se dio a puerta cerrada entre Yovanovitch y congresistas, la diplomática se enteró en una conversación con el subsecretario de Estado, John Sullivan, de que había en el gobierno de Trump una “campaña concertada” en su contra” y que su remoción del cargo no era porque ella hubiese hecho algo mal sino que su caso “no era como otras situaciones en que se ha retirado a embajadores por una causa”.
La razón, en este caso, de acuerdo a las revelaciones de la comparecencia citada, fueron “alegaciones ficticas”, de acuerdo a The New York Times, que se hicieron en su contra y que, según le dijo Sullivan a Yovanovitch, casuaron que Trump “perdiera la confianza en mí y no deseara más que sirviera como su embajadora” en Ucrania.
La fuente de esas alegaciones sería Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York y abogado personal de Trump, quien se encuentra en el centro del escándalo por la petición de Trump al presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, de investigar a su rival político-electoral, el exvicepresidente y aspirante presidencial demócrata Joe Biden.
Esa petición, considerada por los demócratas como un llamado ilegal a la intervención extranjera en las elecciones estadounidenses, fue el detonador del presente investigación en el contexto de un proceso de destitución (impeachment) que la Cámara de Representantes ha iniciado contra Trump.
En esa misma llamada, Trump le dijo a Zelensky que Yovanovitch, recién destituida, era “bad news”.
Giuliani, además, ha estado implicado en negociaciones y presiones para que Ucrania investigue a Biden y su hijo , quien trabajó para una empresa energética ucraniana, y para que ofrezca información sobre la supuesta implicación de ese país en el manejo del servidor de email del Partido Demócrata que fue hackeado y cuya información fue filtrada en 2016. Una teoría conspirativa, cabe señalar, que ha sido ampliamente desacreditada pero que Trump y su entorno aún impulsan en aras de mostrar que fueron los demócratas y no su campaña quienes se coludieron con fuerzas extranjeras en el proceso electoral de 2016.
Yovanovitch fue removida súbitamente de su cargo de embajadora en Ucrania en mayo de 2019, justo cuando Zelensky asumía la presidencia de ese país, y no tuvo ya que ver con las conversaciones o presiones que el gobierno de Trump, vía los canales diplomáticos o a través de Giuliani, habrían realizado después ante Zelensky y su entorno.
Yovanovitch testificó ante el Comité de Inteligencia de la Cámara pese a la negativa frontal de la Casa Blanca a que funcionarios colaboren con el proceso de impeachment. Y su explicación sobre las supuestas razones de su cese fulminante, revela que Giuliani (y, en esa lógica los intereses personales de Trump) podría haberse convertido en un peso crítico que vence a la diplomacia formal y podría, como ella misma afirmó, envalentonar a “actores malévolos” que “miran lo fácil que es usar ficción e insinuaciones para manipular nuestro sistema”.
A juicio de Yovanovitch, la diplomacia estadounidense está siendo destruida “desde dentro”.
Y si todo ello se pone en el contexto de la petición de Trump a Zelensky de investigar a Biden, la secrecía en la que eso se mantuvo, las revelaciones crecientes sobre la implicación directa de Giuliani en Ucrania y el reciente arresto de dos individuos vinculados al abogado de Trump ya Ucrania por acusaciones de haber roto las leyes de financiamiento de campañas electorales estadounidenses, el escenario resulta singularmente escabroso.
La propia Yovanovitch dijo ante el Congreso que le inquieta una erosión dentro del cuerpo diplomático estadounidense a causa de interferencias y presiones impropias y dijo que “el daño vendrá cuando intereses privados esquiven a los diplomáticos profesionales en provecho propio y no por el bien público”. Empero, ella dijo desconocer “los motivos de Giuliani para atacarme” aunque especuló que personas vinculadas a él podrían “creer que sus ambiciones financieras personales estaban bloqueadas por nuestra política anticorrupción en Ucrania”.
Sea como sea, Trump destituyó de modo fulminante a Yovanovitch en mayo pasado y luego tuvieron lugar las llamadas y presiones que han colocado a Ucrania en el centro del presente escándalo político en Washington.
El testimonio de Yovanovitch es un elemento de relevancia más en el actual proceso de impeachment y podría, de acuerdo a analistas, incentivar a que otros funcionarios y diplomáticos decidan ignorar a la Casa Blanca y, pese a la prohibición lanzada al respecto, decidan testificar ante los legisladores.
Tocará a cada una de las personas citadas a testificar decidir si acatan o no esa determinación (ignorarla podría suponer el fin de sus carreras), pero parece claro que pese a que Trump ha dicho que su conversación con Zelensky fue “perfecta” y que el impeachment es una caza de brujas, aún así la Casa Blanca ha optado por no colaborar en la indagación y mantener tanto como sea posible información, documentos y testimonios fuera del alcance de los congresistas.





Comentarios