La falta de sueño amenaza a la NBA
- El Universal
- 20 oct 2019
- 2 Min. de lectura

Afecta a sus jugadores, influye en su rendimiento y, por encima de todo, pone en riesgo sus vidas a largo plazo. La NBA, la liga más famosa de baloncesto del mundo, tiene un problema que aún no ha mostrado todas sus armas y al que apenas se le combate entre bambalinas: el sueño.
Un reportaje de ESPN arroja los posibles efectos negativos de la falta de descanso en los jugadores de la liga. Un problema que se podría extender a buena parte de la población mundial, pero que, aplicado a este caso en concreto, amenaza la salud de los deportistas y señala un modelo de competencia que podría no ser compatible con la protección a los profesionales.
El ritmo que impone el calendario a los jugadores, que disputan un mínimo de 82 partidos en menos de seis meses (varias veces en días consecutivos) y recorren en aviones más de 80 mil kilómetros por temporada, resulta incompatible con un descanso reparador.
Miembros de diferentes franquicias, en declaraciones a la cadena televisiva, hablan de este problema como un "flagelo silencioso" que en unos años podría tener una repercusión similar a la que ya empieza a tener la proliferación de lesiones mentales en la NFL, a raíz de la violencia de los golpes que reciben en la cabeza sus deportistas.
Para el caso de la NBA, varios síntomas son clave. En paralelo al escaso respiro que deja el calendario, las circunstancias a las que éste obliga complementan un cuadro de dificultades de descanso que repercuten a los jugadores: largos viajes en avión, la incapacidad de reposar en el propio hogar, depender de la insegura comodidad de hoteles o prácticas engañosamente perjudiciales, como las siestas antes de los partidos.
El funcionamiento del cuerpo también complica el asunto: la actividad física y la excitación de los juegos deportivos reducen la melatonina del organismo, que ayuda al descanso y también libera cortisol, una hormona que mantiene despiertos más tiempo de lo recomendado a los deportistas.
El efecto sobre el rendimiento de los jugadores está empezando a ser objeto de análisis. Los primeros estudios hablan de una pérdida en los niveles de testosterona si no se llega a una cantidad óptima de unas nueve horas por día de sueño. La reducción en la testosterona y esa falta de sueño reducen la efectividad de los deportistas, su capacidad de reacción e incluso la resistencia a las lesiones.
Aún desconocedores de las consecuencias exactas de una mala gestión del sueño, los jugadores de la NBA van tanteando el terreno y la liga se prepara para lo que será su siguiente gran problema.
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