Séptimo Juego, Séptimo Cielo. Strasburg brilla como nunca para extender al límite la Serie Mundial
- El Nuevo Herald
- 30 oct 2019
- 3 Min. de lectura

Habrá Séptimo Juego. La frase suena a miel en los labios, a epifanía para todos aquellos que aman el béisbol. Un partido límite en una Serie Mundial es lo que muchos pedían y lo que buscaban los Nacionales en una jornada de urgencia y drama. Será como alcanzar el Séptimo Cielo.
No se lo digan a los Astros, pero la lógica extraña de que el visitante gana en casa del contrario se sigue cumpliendo al pie de la letra. Después de vencer este martes por pizarra de 7-2, ¿podrá Washington continuar esta tendencia contra viento, marea y la voluntad de Houston?
Los Nacionales extendieron esta saga, porque contaron con un Stephen Strasburg que se ha elevado por encima de todos los abridores, incluso de Gerrit Cole, al conquistar su quinta victoria sin fracaso en estos playoffs, impenetrable e indescifrable, como su personalidad tan esquiva a las cámaras y micrófonos.
Y también porque Anthony Rendón remolcó cinco carreras y sonó su madero -jonrón, doble y sencillo- como el candidato a Jugador Más Valioso que es, a la hora buena, con poder y alevosía, creando estragos en apoyo del soberbio Strasburg.
Desde el Juego de Comodines, Strasburg ha sumado 47 ponches con solo cuatro bases por bolas en 55 capítulos de faena. Fue mejor que Justin Verlander una vez en esta serie y fue mejor en la segunda. Superar a Verlander es como ver una Aurora Boreal. Sucede poco, pero cuando aparece resulta inolvidable.
Parece mentira que Verlander nunca haya ganado un juego de Serie Mundial, casi imposible que su balance en Clásicos de Octubre sea de 0-6 y su efectividad sea superior a cinco carreras limpias por cada nueve entradas de faena. Si dice y no se cree.
Como sucedió en su primera actuación contra Washington, no es que le fuera del todo mal sino que su ofensiva no le respaldó y Strasburg le superó en maestría, en contención del rival. ¿Tendrá alguna oportunidad de brillar en lo más granado de octubre?
En una noche de temporada regular, la faena de Verlander sería catalogada como “apertura de calidad’’: tres carreras a su cuenta, cinco hits permitidos, tres ponches..., pero esta no era una noche cualquiera, sino una donde su equipo buscaba el trofeo de campeón y los Nacionales estaban contra la pared.
Desafortunadamente para él, dos de esos imparables fueron cuadrangulares en la quinta entrada de Adam Eaton y Juan Soto, quien se convirtió en el pelotero más joven en conectar tres palos de vuelta entera en una misma Serie Mundial.
Mención aparte para una jugada que será debatida por mucho tiempo, cuando Trea Turner fue puesto out por interferencia al correr hacia la inicial. Todo ocurrió al filo de lo legal y lo prohibido y provocó una fuerte protesta de Washington, pero la decisión fue ratificada por los poderes en Nueva York.
De haber sido quieto, los visitantes habrían tenido hombres en primera y tercera sin out, pero Yan Gómez debió regresar a la inicial en un momento de frustración que luego sería transformado en júbilo por un vuelacercas de Rendón que aumentó a tres la ventaja de los Nacionales.
Valga decir que en la pausa entre innings, el manager Dave Martínez soltó tal rabieta que fue expulsado del encuentro y se convirtió en el primer piloto botado de una Serie Mundial desde Bobby Cox en el sexto encuentro del playoff de 1996.
La penalidad, sin embargo, valió la pena. Martínez estará al mando por un día más. Y que día: un Séptimo Juego de Serie Mundial. Un Séptimo Cielo del béisbol de las Grandes Ligas.
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