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Enrique Iglesias revela cómo se reconcilió con su padre tras largos años de desencuentros e incomuni

  • AFP
  • 4 dic 2019
  • 2 Min. de lectura

Siempre muy protector de su vida privada, Enrique Iglesias es de las estrellas que menos se prodiga en los medios de comunicación y evita hablar de lo que le sucede fuera del escenario con la misma constancia con que se tapa la cabeza con una gorra de béisbol.

Por eso sorprendió la franqueza con que abordó en una reciente conversación con el diario español El País uno de los asuntos personales más sensibles y que se negaba a mencionar en cualquier entrevista: su complicada relación con su padre, el mítico Julio Iglesias, que nunca ha sido cercana y que ha alimentado todo tipo de rumores acerca de envidias, rivalidades y enfrentamientos.

El cantante español contó al periódico que una noche hace unas semanas en su casa de Miami, cuando sus mellizos ya estaban dormidos, se sirvió un vodka con hielo y se puso a ver una película que le movió algo en su interior. No se acordaba del título del largometraje, pero sí que lo impulsó a hacer algo que hacía mucho tiempo que no había hecho, llamar a su padre.

“Enseguida cogió el teléfono. Tuvimos una conversación muy bonita. Estaba bien de ánimo. Fue una conversación de esas en las que eres consciente de que es especial. Me reconfortó mucho”, contó Iglesias en la entrevista publicada el pasado fin de semana por el diario, en la que deja claro que para poder llevar a cabo su carrera musical tuvo que sacrificar su relación con su padre.

“A los 18 años me separé de mi familia por completo”, resaltó. “Me fui y durante diez años no tuve absolutamente ningún contacto con mi padre. No empecé a tener contacto con él hasta que falleció mi abuelo [Julio Iglesias Puga, en el 2005]. Son muchos años. Sufrí mucho. Pero lo que sentía por la música me daba fuerza. Y, sobre todo, perseguía hacerlo a mi manera”.

Fue precisamente el traumático secuestro de su abuelo en 1981 que llevó a Enrique y sus hermanos Chabeli y Julio José a trasladarse de Madrid a Miami para vivir con su padre, que se había separado unos pocos años antes de su madre, Isabel Preysler.

Pero quien le dio el impulso y unos cuantos cientos de dólares para empezar su carrera fue la persona que lo crió desde pequeño, la nanny a la que llamaban La Seño, Elvira Olivares, y a la que dedicó el disco con el que saltó a la fama en 1995, lejos de la sombra de su padre.

“Lloré mucho en el inicio. Hubo un momento en particular. Me fui a San Francisco a mezclar mi primer disco. Estuve un mes allí”, contó. “Recuerdo regresar al hotel, estar ahí solo y ponerme a llorar y pensar: ‘Qué estoy haciendo: he perdido el contacto con mi familia por completo’. Porque afectó a todo. Sobre todo con mi padre, pero también con el resto de la familia”, agregó.

Iglesias, quien reconoce que la paternidad lo ha hecho reflexionar mucho y mirar la vida desde otro ángulo, destacó que “más ahora que hace veinticinco años” se tienen un mayor respeto mutuo con su progenitor. “Es mi padre y lo quiero con toda mi alma”.


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